Historia de una villa

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Gernika-Lumo cumple el jueves 650 años desde que fue nombrado villa. Un acontecimiento que tuvo lugar gracias a la pujanza de la venta de lana en Castilla, que propició que el pequeño puerto de Lumo cobrara importancia

Un reportaje de Aritz Erdaide - Domingo, 24 de Abril de 2016 -


En torno a los siglos X-XI aparecen documentados en Urdaibai una serie de asentamientos y núcleos poblacionales denominados monasterios, situados en zonas de media ladera y estructuradas alrededor de una iglesia, con un carácter cristiano, comunal y una base económica agrícola. Uno de estos grupos debió asentarse en lo que hoy conocemos como Lumo, en las laderas del monte Kosnoaga.

Es en esa época cuando aparece la primera referencia documental de Lumo y de Gernika. Se trata de un documento recogido en un cartulario del monasterio de San Millán de la Cogolla con fecha del 30 de enero de 1051. En este documento se hace mención a una donación por parte del conde de Bizkaia, Iñigo López, y su mujer, Doña Toda, a Don García obispo de Álava, y en la que se explica que pasan a manos de dicho obispo la propiedad y las rentas del monasterio de Santa María de Axpe, que era cabeza receptora de una serie de pequeños monasterios como Lumo, Gernika, Gorritiz, etc.

Para situarse, hay que tener en cuenta que a principios del siglo XIV, en plena Edad Media, el señorío de Bizkaia era un territorio muy pobre. Su riqueza se limitaba a unos bosques frondosos donde solo algunos frutos, como la bellota, la castaña y la manzana se recogían con cierta abundancia. Bizkaia contaba, por aquel entonces, con una pequeña cabaña ganadera que apenas podía subsistir en las escasas áreas de pasto y de hierba. Por su parte, la agricultura era tan primitiva y tan insuficiente que solo podía garantizar la comida de los campesinos, sin que les sobrara apenas comida para vender. Con este panorama económico, las hambrunas y las muertes por inanición azotaban periódicamente a la población de Bizkaia.

La superación de esta pobreza endémica en Bizkaia se dio gracias al resurgir económico del vecino Reino de Castilla. Castilla era propietaria de una potente cabaña de ovejas, y desde mediados del siglo XIII comenzó a exportar a Europa su principal materia prima, la lana de oveja. Y se comenzaron a utilizar con mucha más intensidad las rías y el transporte fluvial. Una de las más importantes rutas mercantiles entre la meseta castellana y los puertos vizcainos era la que entraba por la villa de Durango y llegaba hasta el puerto de la villa de Bermeo. En medio quedaba el, por entonces, insignificante puerto de Lumo, llamado Gernika.

El barrio del puerto Un sencillo embarcadero de madera como el que poseía Lumo, llamado puerto de Gernika, se convirtió en poco tiempo en un fondeadero relativamente importante gracias al trasiego de las lanas castellanas. La riqueza que se movía en torno al puerto de Gernika originó que los Señores de Bizkaia desearan apropiárselo para sí. Así, el 28 de abril de 1366, el conde de Bizkaia don Tello lo independizó por decreto de la anteiglesia de Lumo y de los Mezeta, para fundar una nueva entidad política y jurídica: la villa de Gernika. En su afán de dotar a Gernika de un potente entramado legal que favoreciera su despegue comercial, Don Tello dotó a la nueva villa con los siguientes privilegios económicos: no pagar impuestos por las mercancías que entraban o salían de Gernika por mar o por tierra; prohibir cualquier compraventa en Busturialdea, salvo en Gernika; permitir que la nueva villa celebrase un mercado semanal todos los miércoles; e imponer que el trayecto comercial entre Durango y Bermeo pasara por la villa de Gernika, y no por otro lugar.

Don Tello donó a la nueva villa de Gernika amplísimos territorios. Pero estos territorios eran propiedad de los señores de esas anteiglesias, por lo que estos comenzaron a litigar judicialmente para recuperar los territorios perdidos, prácticamente desde el mismo momento en que don Tello dictara la carta puebla de la villa de Gernika. Por ello, las más altas instancias jurídicas y políticas decidieron realizar un nuevo amojonamiento de Gernika, claro y definitivo, que despejara de una vez para siempre las dudas sobre territorios y jurisdicción. Y así, el 19 de enero del año 1576, Gernika pasó de ser la principal potencia económica, política y territorial del sur de Busturialdea, a quedar encerrada en un minúsculo perímetro de 3 hectáreas y constreñida por todas las partes por la anteiglesia de Lumo.

Antigua iglesia de San Juan, destruida en el bombardeo.
La unión de Gernika y Lumo Otra efemérides que marcaría la historia de la villa foral fue la fecha en la que se unió con su histórico vecino de Lumo. La unión de las dos localidades fue muy polémica y ampliamente debatida. La fusión levantó una gran polémica, sobre todo desde el punto de vista foral: se despojó de un voto en Juntas a una Anteiglesia, pasando este privilegio a una villa. Recuérdese que Lumo tenía el sexto asiento y votó en las Juntas Generales. Por otro lado, la capitalidad foral de Vizcaya pasaba a Gernika, ya que el barrio donde se encuentra el Árbol pasó a la jurisdicción de la villa. Finalmente la unión supuso el triunfo de una creciente burguesía liberal que dominaba en las villas, contando con el apoyo del Señorío y la Corona, en detrimento de los nobles locales, de ideología tradicionalista, en franco retroceso. El 16 de abril de 1882, se celebró el acto oficial de la unión de ambos pueblos bajo la denominación de Villa de Guernica y Lumo, actual Gernika-Lumo.

A partir del siglo XX, la nueva población creció al amparo de la industrialización y la fundación de empresas cuberteras como Dalia o la fábrica de armas de Astra. Un pueblo pujante que tuvo un antes y un después el día del 26 de abril de 1937, con el bombardeo indiscriminado cometido por la aviación alemana, en ayuda al ejercito golpista de Franco. Lo que sucedió a partir de entonces es historia.

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