GERNIKA A LAS 4 MENOS CUARTO.

Gernika 1935 Foto: Hauser y Menet
 
 
Alberto Santana 

Gernika, en los años y días que precedieron al bombardeo de la tarde del 26 de abril de 1937.
En los años 20 las guerras africanas y la política económica proteccionista de la dictadura del general Primo de Rivera favorecieron mucho el crecimiento de la economía vizcaína y en particular el éxito de los establecimientos industriales de Gernika. Cuando el dictador vino en tren a visitar la villa el 1 de octubre de 1928 encontró una ciudad próspera de más de 6.000 habitantes que, en su mayoría, le aclamaron desde que salió de la estación cubierto con una "txapela" vasca. A continuación visitó entusiasmado las fábricas de armamento, asistió a una misa en la plaza de la Unión, inauguró la nueva sede de Unión Patriótica y después de una comida popular en el frontón “Guernica” a la que asistieron 1.825 comensales, celebró un mitin multitudinario presentado por el teniente alcalde de Gernika, el historiador Florencio Amador Carrandi, archivero y conservador de la Casa de Juntas.
La pequeña Gernika medieval había crecido mucho en extensión en sus periferias y en altura en su centro histórico en aquellos años. A los lados de la carretera de Bermeo, flanqueando el delicioso Paseo de Los Tilos, habían florecido los chalets y mansiones familiares con bellos jardines privados. Al mismo tiempo, en el casco histórico la mayor parte de las viviendas se habían renovado o ampliado y el módulo más habitual de ocupación de los viejos solares eran edificios de vecinos con estructura de madera, de planta baja más tres alturas. Hacia el sur, en torno a la calle de La Industria, se acumulaba la vivienda obrera de los trabajadores fabriles, construida con buenas condiciones de calidad.

La proclamación de la República tras las elecciones municipales del 14 de abril de 1931 cogió por sorpresa a todos los vecinos de Gernika, pero un pequeño grupo de militantes republicanos que habían sido advertidos desde Eibar se presentó en el ayuntamiento a primera hora de la mañana y retiró los retratos del rey Alfonso XIII y de Juan Tomás Gandarias del salón del plenos.
 
Dos días más tarde los alcaldes de Getxo, Mundaka, Bermeo y Elorrio convocaron de urgencia a las Juntas Generales para una asamblea extraordinaria que tendría que celebrarse el 17 de abril. El nuevo gobierno de Madrid, enterado de la convocatoria, envió 9 camiones cargados de soldados desde los cuarteles de Gasteiz y 6 autobuses desde la guarnición de Garellano, en Bilbao, que impidieron a los alcaldes y junteros llegar hasta la Casa de Juntas. Así, el primer Manifiesto de los Municipios Vascos a favor de la Autonomía se firmó en una caravana de más de cien vehículos detenidos en la carretera de entrada a Gernika.

Tras las elecciones a las Cortes Constituyentes de la Republica celebradas dos meses más tarde, Gernika fue el escenario elegido para homenajear a los diputados que iban a ir a Madrid a defender el Estatuto de Autonomía Vasco-Navarro que previamente habían negociado en Estella. Con más de 50.000 asistentes, aquella fue una de las mayores concentraciones políticas de la historia de la villa foral. El alcalde, Severo Altube, entregó la “makila” a Jose Antonio Aguirre, el futuro Lehendakari, que había sido elegido diputado por Navarra, y en nombre de los diputados vizcaínos habló su amigo el empresario carlista Marcelino Oreja Elosegui, natural de Ibarrangelu, gerente de la Unión Cerrajera de Mondragón y que sería asesinado por los obreros socialistas de su fábrica en la revolución de 1934. 

El Arbol de Gernika convirtió a la ciudad en el símbolo de referencia más importante de los Fueros, las libertades vascas y el Estatuto de Autonomía durante los años de la República. Por este motivo, cuando una parte del ejército español se sublevó contra la República y desató la Guerra Civil de 1936, Gernika fue el lugar elegido para constituir el primer Gobierno de Euzkadi, presidido por el lehendakari Jose Antonio Aguirre, en una ceremonia de urgencia celebrada ante el Arbol al anochecer del día 7 de octubre.

Gernika nunca fue una plaza de importante valor estratégico en los meses que duró la Guerra Civil en Bizkaia. Era un simple cruce de carreteras comarcales de la retaguardia en el que no había tropas permanentemente acuarteladas y que carecía de defensas militares. Su principal valor eran las fábricas de armas. Sin embargo, el bombardeo infernal a que fue sometida el lunes 26 de abril de 1937 no tenía como objetivo a las comunicaciones, ni al ejército de Euzkadi, ni a las factorías de armamento. Su objetivo era herir de muerte al símbolo político más querido de los vascos para quebrantar su voluntad de resistencia.

La guerra se estaba acercando imparablemente a Gernika, pero nadie imaginaba lo que iba a ocurrir aquel día 26 de abril. El martes anterior el general Mola había iniciado la segunda fase de la ofensiva sobre Bizkaia. Para entonces los sublevados dominaban ya una pequeña parte del territorio vizcaíno, en concreto los montes del Artibai y del valle de Arratia, pero estaban siendo rechazados en Intxorta, sobre Elorrio. El frente más avanzado estaba situado en este momento en los montes de Aulestia, a 15 kilómetros lineales del Arbol de Gernika.

El miércoles 21, debido al mal tiempo, la aviación no había podido actuar, pero las Brigadas de Navarra habían logrado tomar por tierra el valle de Aramaio. El jueves 22 la Legión Condor bombardeaba Sondika y nuevamente el aeródromo de Lamiako, en el interior del sector norte del Cinturón de Hierro, poniendo fin a la capacidad operativa de la aviación republicana en el norte. Las calles de Bilbao sufrirían un nuevo bombardeo el viernes por la mañana. El sábado 24 los requetés navarros se apoderaron de Elorrio y pusieron fin a la resistencia de Intxorta; mientras tanto los aviones alemanes bombardeaban la fábrica de explosivos de Galdakao y el puerto de Bilbao. El domingo 25 los sublevados tomaron con rapidez los pueblos orientales del Duranguesado: Ermua, Zaldibar y Berriz, mientras que los Flechas Negras italianos conquistaban por tierra Berriatua. Aquel mismo día en Gernika se recibe en la Casa de Juntas a los capitanes británicos que habían roto con sus barcos el bloqueo del Abra, activo desde el día 6 de abril, trayendo miles de toneladas de víveres y suministros para la población. El capitán Roberts y sus compañeros firmaron en el libro de honor de las Juntas de Bizkaia. Fueron los últimos visitantes oficiales registrados antes del bombardeo. La mañana del 26 las tropas franquistas entraban en Eibar, brutalmente bombardeada, culpando a los rojos separatistas de haberla incendiado. A las cuatro y media de la tarde se desataba el infierno negro del fascismo sobre el cielo limpio de Gernika.
----------------------------------------

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA ISLA DE CHACHARRAMENDI Y LOS GANDARIAS

PERSONAJES DE MUNDAKA